Esto no empezó como un negocio. Empezó como una obsesión. Nico y Tommy son hermanos. Y durante años, cada vez que viajaban, lo primero que hacían no era buscar un monumento… era buscar una buena hamburguesa.

La buena. Esa que se te queda grabada. La que recuerdas más que el hotel o el nombre de la calle. Probaban una en cada ciudad. En cada país. Y cuanto más comían, más claro lo tenían: en Canarias no había ninguna que les volará la cabeza.

Así que decidieron dejar de buscarla. Y empezar a cocinarla.

Con lo justo, pero con las ideas muy claras, arrancaron Siete Sabios. Una hamburguesería que no juega a parecerse a nadie. Donde no hay sitio para lo genérico, lo recalentado o lo que sabe a siempre. Donde la técnica importa, pero el sabor manda.

Porque si algo aprendieron en sus viajes es que una buena burger no necesita fuegos artificiales. Solo una buena carne, pan de verdad, ingredientes bien integrados y mucha actitud.

Hoy, lo que empezó como una obsesión personal, se ha convertido en una marca con identidad. Un punto de encuentro para los que buscan algo distinto. Para los que quieren más que una foto bonita: quieren sabor real.

Esto no es una moda.
Es una declaración de intenciones.
Esto es Siete Sabios.